Todos los niños del mundo juegan, y esta actividad es tan preponderante en su existencia que se diría que es la razón de ser de la infancia. ¿Por qué no usar el juego como estrategia educativa?
El juego es vital ; condiciona un desarrollo armonioso del cuerpo, de la inteligencia y de la afectividad.
El niño que no juega es un niño enfermo, de cuerpo y de espíritu.
Si bien con el auge de la tecnología los niños y de sus juegos han evolucionado, aunque siempre han estado condicionados por los tipos de hábitat o de subsistencia.
Limitados o estimulados por las instituciones familiares, educativas, políticas y religiosas.